domingo, 25 de octubre de 2015

Adquisición de segundas lenguas: "Chunks" y estrategias de comunicación

¡Hola de nuevo!

Este finde el blog está activo, como ya veis, una entrada sábado y una domingo. Las he repartido porque no quería hacer dos el mismo día. 

Hoy os hablaré de mi otra asignatura favorita del máster: Adquisición de segundas lenguas. Siempre me ha interesado mucho la vertiente más psicológica del aprendizaje de lenguas —estuve un año como becaria de colaboración en el grupo Speech Production and Bilingualism del CBC, de la Universitat Pompeu Fabra—. Todo lo que se plantea en el curso me llama mucho la atención: el aprendizaje de una primera lengua o lengua materna (llamada L1), que se utiliza mucho a la hora de comparar el aprendizaje de segundas lenguas o L2; la interlengua, es decir, cualquier lengua que hablamos como no nativos (por explicarlo de forma sintética); el análisis de errores en la producción en L2... A mí me parece fascinante, la verdad. 

Esta entrada viene porque Elisa, la profesora, nos ha pedido que pongamos aquí un ejemplo de chunk y/o estrategia comunicativa que hayamos utilizado o escuchado. Os cuento un poco: un chunk —no es que me guste la palabra inglesa, es que no tiene traducción fijada en castellano— es una estructura, de mínimo dos palabras, que nos aprendemos tal cual de memoria en una lengua extranjera, sin saber lo que significa cada una de sus partes o incluso qué significa exactamente la frase entera; lo típico que escuchas a todo el mundo usarla en una determinada situación (saludo, despedida...) y empiezas a usarla tú también. Para explicar lo que son las estrategias comunicativas voy a recurrir a la definición de Faerch y Kasper (1980): son un intento consciente por parte del aprendiz de comunicar un concepto o un pensamiento cuando las estructuras de la interlengua, nuestra lengua extranjera, no son las apropiadas. Es decir, las soluciones a las que recurrimos cuando no sabemos decir algo en la lengua extranjera. Algunos ejemplos son describir el concepto dando un rodeo, inventarse una palabra nueva, hacer una traducción literal... Si queréis más información, os recomiendo que echéis un ojo a Tarone 1997. Casi todas son estrategias de sentido común, pero viene bien tenerlas agrupadas y reflexionar un poco sobre el tema, ¿no?

Bueno, pues allá voy con mi chunk: En verano de 2013 fui a Freiburg, Alemania, a hacer un curso para profesores de alemán. Allí coincidí con una pareja de mi edad, Máte y Eszter, húngaros. Nos caímos muy bien y después de las clases casi siempre hacíamos algo juntos. Una tarde nos fuimos a Breisach am Rhein, un pueblo grande justo al lado de la frontera con Francia (muy recomendable, por cierto). Paseábamos por la calle y creo que manifesté mi interés en aprender alguna frase en húngaro. Pasamos al lado de unos geranios y una casa y me enseñaron a decir la frase que sale en la captura de más abajo. Sé perfectamente cómo se pronuncia y lo que significa, pero he estado diez minutos intentando averiguar cómo se escribía. Si tengo que separarla yo sola por partes, no puedo...



No soy precisamente una defensora de Google Translate, pero me ha venido muy bien en este caso...

Como anécdota, con esta pareja de húngaros he seguido en contacto y nos hemos visto tres veces en 2015, cuando yo vivía en Austria. Y lo de los chunks es una constante, pero este no se me olvidará ¡en la vida!

La bolsa. Foto tomada de: http://bit.ly/1PNOodS
Ahora un ejemplo de estrategia comunicativa. Yo, cada vez que me acuerdo, me río un montón. Esta historia ocurrió cuando yo era estudiante Erasmus, en 2011, también en Freiburg. Vivía en una residencia de estudiantes. Dos de mis compañeros de planta eran italianos y sabían poco inglés y alemán, así que yo había empezado a adaptar mi catalán/castellano y a italianizarlos (con el tiempo he acabado aprendiendo, pero no quiero recordar qué catalanadas/castellanadas haría al principio). Recuerdo que tenía una bolsa de guisantes congelados en la mano y no cabía en el congelador, que era enano. Uno de los dos italianos estaba allí conmigo y yo le quise pedir ayuda. Guárdala, le dije la mar de convencida. Y él miraba la bolsa y no hacía nada. ¡Guárdala, hombre! Y el tío venga a mirar la bolsa. Hasta que no hice el gesto de meterla en el congelador, no reaccionó. Entonces comprendimos que guardar(e) no es lo mismo en ambos idiomas —en italiano significa mirar— y ahí ya aprendí que debería haber dicho mettila nel congelatore (métela en el congelador). Así pues, en este caso, la mímica fue la estrategia comunicativa que me sirvió, si no creo que a estas alturas aún estaría el chico mirando la bolsa... Es un ejemplo un poco tonto, pero creo que ilustra bien el concepto, y en su momento era muy gracioso el hecho de no entenderse...

Bueno, espero que esta entrada os haya resultado instructiva e interesante. Intentaré volver pronto ¡con más y mejor!

Que tengáis una buena semana,

Cristina



sábado, 24 de octubre de 2015

Primera clase de ruso... ¡en ruso! ¿Es posible enseñar una lengua utilizando sólo esa y ninguna otra?

¡Hola a todos!

Esta vez me ha llevado más tiempo escribir una nueva entrada porque tengo mucho, mucho lío entre las clases presenciales del máster, todo el trabajo que tenemos que hacer en casa y las clases de alemán dos veces por semana. Tenía previsto dedicar una entrada a la asignatura en la que se enmarca el tema de hoy, así que es momento de aprovechar la ocasión, ahora que nos han encargado escribir sobre una clase de ruso (sí, ruso. Enseguida llegamos a eso). 

En el máster FPELE tenemos una asignatura llamada Metodología de ELE: Destrezas, actividades y técnicas. Es muy práctica y, en cierto modo, contiene muchos de los aspectos que yo esperaba aprender en este máster: ver diferentes tipos de ejercicios/actividades/tareas (que no es lo mismo, eso es otra cosa que se aprende) para el aula y reflexionar sobre ellos; también hablar sobre la actitud del profesor, por ejemplo qué puede o debe hacer mientras los alumnos hacen un ejercicio en clase, cómo lidiar con los diferentes ritmos que tienen los distintos alumnos; también hemos visto diferentes manuales y sus enfoques... En fin, que esta asignatura me encanta y aprendo muchísimo (y no lo escribo sólo porque sepa que lo leerá la profesora :-)). 

En clase ha surgido muchas veces la cuestión de la lengua que debemos utilizar para enseñar. Por poner un ejemplo que me queda cerca: cuando doy clase de alemán, ¿debo utilizar sólo alemán? ¿O español (porque mis alumnos son todos hispanohablantes nativos)? ¿O una mezcla? Y, si estuviera en una clase donde no todos son hispanohablantes, ¿utilizo inglés? ¿U otra lengua que compartamos?

Debo reconocer que yo era muy, muy escéptica a la hora de utilizar en clase sólo la lengua que se está enseñando, especialmente en el caso de los principiantes absolutos. Por eso también reaccioné de forma escéptica cuando Begoña, la profesora de la asignatura, dijo que vendrían a darnos una clase de ruso sólo en ruso. 

Y así fue. El día programado, no fue Begoña quien apareció en el aula sino una chica llamada Amanda Canals. Desde el principio todo fue en ruso. Todo. Aprendimos de memoria las frases para presentarnos, escribimos nuestro nombre en alfabeto cirílico siguiendo una guía que nos dio Amanda, y aprendimos algo de vocabulario relacionado con la comida, bebida y presentaciones. La profesora lo agrupó todo en la temática "fiesta", que considero muy acertado para una primera clase.

¡Tachán! Mi nombre en ruso. De aquella manera, pero al menos es comprensible. La primera ficha es propiedad de Amanda Canals.
Contrariamente a mis expectativas, entendí en todo momento las explicaciones e instrucciones de Amanda. No por mis conocimientos de ruso, evidentemente, sino gracias a los gestos, las fotos que trajo para ilustrar diferentes bebidas y comidas... También ayudó que eligiera referentes conocidos por nosotros y que algunas palabras no difiriesen mucho de nuestra lengua y cultura, como por ejemplo la tortilla de patatas (ispanski omelet, si no recuerdo mal. Por desgracia no lo apunté). En mi caso, también ayudó un poquitín haber tomado clases de esloveno el año pasado. Hay cosas que se parecen mucho (voda y vada, agua). Amanda repetía mucho las diferentes expresiones, las repetíamos a coro, y después practicábamos en ejercicios en parejas o grupos. Al final, nos pusimos todos en pie y fuimos hablando unos con otros practicando los diálogos de presentación (esta parte se me hizo un poco larga, porque el diálogo era más o menos siempre el mismo). 


Diálogo modelo para la fiesta. El material es propiedad de la profesora Amanda Canals.


Para resumir un poco la experiencia, diré que la clase ha sido una especie de revolución de la concepción que tenía. Efectivamente, es posible dar una clase de ruso sólo en ruso. Pero también es cierto que la mayoría de nosotros venía predispuesta, motivada y con curiosidad. En otro tipo de clases, creo que muchas personas serían reacias a aprender sólo en la lengua, y más sabiendo que comparten lengua materna con el profesor (era el caso de Amanda también, ella es nativa de español, como pudimos ver más tarde). Creo que depende mucho también de la motivación del alumno, de si aprende la lengua por placer, por obligación, de su edad, de dónde la aprende, de la duración de las clases... Si hubiera sido una clase de dos horas, probablemente habríamos acabado un poco saturados.

Llevando la experiencia al terreno propio, aquella misma tarde probé a introducir más alemán en la clase que tenía con el grupo de principiantes. Les decía frases que sabía que no entenderían completamente, pero acompañándolas de gestos, o con una palabra en medio que sí conocían y les daría la clave para comprender. La verdad es que fue genial. Creo que así aprenderán mucho más. Ahora ya es un poco tarde para empezar hablando sólo en alemán y creo que necesitaría mentalizarme y organizar las clases de otra forma. Pero quién sabe, espero animarme en un futuro, también quizá con otro tipo de alumnos. Los que tengo ahora son ingenieros y a muchos no les va demasiado el tema idiomas. Por mi experiencia en la clase de esloveno, que supongo que a mí me parecía tan raro en su día como a ellos el alemán, una hora y media de clase sólo en la lengua de aprendizaje es excesivo. Para mí, combinar la lengua de aprendizaje y otra familiar para los alumnos es lo ideal, introduciendo cada vez más la de aprendizaje a medida que las clases avanzan y el nivel aumentan.

Acaba de derribarse parcialmente, pues, una de mis creencias (otro tema muy interesante, por cierto). ¿Cuántas más lo harán de aquí al final del máster? Seguro que muchas...

Feliz fin de semana y hasta pronto,

Cristina 

domingo, 11 de octubre de 2015

Reflexión previa para "Didáctica de los textos literarios en ELE": Yo como lectora y docente, y mis expectativas

Esta entrada sirve como punto de partida para la asignatura del máster FPELE Didáctica de los textos literarios en ELE. Aquí reseñaré de forma breve —o lo intentaré— mi perfil como lectora y como docente y mis expectativas en relación con la asignatura. ¡Allá vamos!

Me lo como. 

Tal cual: desde que era pequeña, devoraba los libros. Me encantaba leer todo lo que caía en mis manos y de mi infancia todavía conservo una extensa colección de libros. Mis favoritos eran los cuentos clásicos y, a medida que crecí, los de Enid Blyton. Cuando llegué a la adolescencia empecé a leer mucha literatura juvenil, especialmente femenina. Poco a poco empecé a abrirme a otros géneros como la novela histórica best-seller o la de género policíaco, y también empecé a escribir, sobre todo poemas, también una o dos novelas a las que di muchas vueltas y que no sé ni dónde paran. Gané varios premios de Sant Jordi en el instituto, me publicaron una historia en una revista adolescente, y alguna vez me planteé llevarlo más allá, pero me avergüenza reconocer que nunca me lo he tomado suficientemente en serio. Mi formación literaria se limita al bachillerato humanístico, cursé las asignaturas optativas de Literatura catalana y Literatura española, y me gustaron mucho, pero no seguí adelante. 

El logro literario del que estoy más orgullosa, sin duda, es el primer premio en el concurso de Sant Jordi de la Universitat Pompeu Fabra (donde estudié el grado), en la modalidad de poesía. Lo gané en el primer año de carrera. Me presenté con una poesía que había escrito hacía varios años, que es muy diferente a lo que suelo escribir, en lo que a temática se refiere. Si os apetece leerla, la podéis encontrar aquí. Os pondría una foto de la entrega de premios, pero me la perdí... Se suponía que contactaban a los ganadores previamente, y como no lo hicieron, di por sentado que no gané. La verdad es que fue un alegrón llevarme el premio...

En el río Dreisam, en medio de la ciudad de Freiburg (Alemania)
De eso ya hace cuatro años. Y, ahora que reflexiono un poco, me doy cuenta de que las cualidades que tengo como docente son muy parecidas a mis rasgos como lectora. Me gusta aprender, lanzarme a la aventura, en terrenos desconocidos. Me encanta viajar, me encanta acumular experiencias docentes. Pero voy con cuidado. Si no sé por dónde me muevo, no me gusta ir a aguas muy profundas. Si no sé si un libro va a ser demasiado triste, demasiado profundo, si me va a hacer demasiado daño, prefiero dejarlo estar. Si no conozco bien una clase, prefiero no improvisar.


En Graz, Austria
Pero lo hago con la mejor de mis sonrisas. Y de forma directa. Pongo todo mi empeño en hacer las cosas, y en disfrutar haciéndolas. En tratar a mis libros y a mis alumnos de tú a tú, y a estar segura de lo que hago. Me implico y me comprometo al cien por cien, y leer y enseñar me pueden absorben durante horas. Si empiezo un libro, si tengo un compromiso con mis alumnos, tiene que pasar algo muy grave para que no lo lleve hasta el final. Y, además, igual que en mi pelo, me gusta un poco de desorden entre mis libros, entre mis ejercicios, en mi mente. No puedo evitarlo. Pero siempre acabo saliendo bien... 



Y ahora hablaré de lo que me ha llevado a escribir esta entrada: la asignatura Didáctica de los textos literarios en ELE. Se trata de una asignatura optativa que se imparte los viernes por la mañana. En un principio, la elección parecería obvia si tenemos en cuenta mi experiencia con la literatura. Sin embargo, esto no es lo que me ha llevado a escogerla. En mi experiencia como auxiliar de conversación en Austria he observado que se le da muy poca importancia a la literatura en clase. Se trabajan textos, es cierto, pero mis alumnos no sabían quién era Cervantes (ahora os aseguro que lo saben, y no porque hayamos leído El Quijote). Creo que cualquier alumno de español debe tener unos conocimientos básicos sobre literatura del idioma, que al fin y al cabo, también es cultura. Esos textos auténticos les ayudarán a avanzar en el conocimiento de la lengua, a afianzarlo, y por supuesto a adquirir conocimientos sociales y culturales. Y, si están motivados (el cómo hacer que lo estén también es algo que quiero mejorar), les harán crecer un montón personalmente.
La explotación de textos en el aula siempre me ha dado unos excelentes resultados, a pesar de mi poca experiencia. Por eso me gustaría saber cómo trabajarlos mejor y también cómo seleccionarlos —dónde encontrarlos— y presentarlos. Por mi parte, yo estoy dispuesta a compartir todo lo que sé y a aprender de la profesora y de mis compañeros. Creo que le voy a sacar mucho partido a la asignatura. Por lo pronto, he visto que el uso de textos no literarios como literarios es interesantísimo...

Tiempos verbales, de J. M. Calleja. Foto tomada de un powerpoint elaborado por la profesora Gloria Bordons.

Por último, si alguien quiere una recomendación literaria, mis lecturas de cabecera: la literatura sueca es un filón impresionante, soy muy admiradora de Stieg Larsson (a ver qué tal la secuela, no he leído buenas críticas del libro de David Lagercrantz), de Henning Mankell (gracias por Wallander), de Camilla Läckberg (aunque sus libros tienen una estructura algo repetitiva), y de Jonas Jonasson (pensé que sería demasiado disparatado, ¡pero me encanta!).
En el ámbito del español, me encantan Carlos Ruiz Zafón y Lorenzo Silva. De literatura en inglés destacaría a Marian Keyes, es un tipo de literatura ligera que me distrae y está en consonancia con mi lado más femenino. 
Y ya como recomendación final, hay una serie de libros de la autora Ann Brashares que me han marcado mucho. Es una serie de cinco libros sobre cuatro amigas (The Sisterhood of the Traveling Pants) que comparten unos pantalones. 

Primer libro de la serie, publicado en castellano por la editorial Ediciones SM. Foto tomada de: http://image.casadellibro.com/a/l/t0/83/9788467501483.jpg

A través de esos libros, aún hoy, aprendo mucho sobre mí misma y mis sentimientos, lo que me pasa por dentro y a veces no sé ni qué es. Los libros fueron llevados al cine en forma de dos películas (una para el primer libro y otra para el segundo, tercero y cuarto). Una de las protagonistas es la conocida actriz Blake Lively. Las películas nunca son tan buenas como los libros, ¡pero valen la pena!

Os animo a compartir vuestras recomendaciones literarias conmigo y cualquier recurso para la literatura en el aula de ELE :-)

Buenas y literarias noches,

Cristina











martes, 6 de octubre de 2015

Primera clase de alemán en empresa

¡Buenas tardes!

Hoy me centro un poco en la segunda faceta del blog, la de alemán como lengua extranjera o DaF (Deutsch als Fremdsprache).

- ¡Tengo un trabajo como profe de alemán!

Allá por agosto, mientras trabajaba en Frankfurt, empecé a pensar en que debía buscarme algún tipo de trabajo en Barcelona para poder pagar el piso. Recurrí en primer lugar al famoso Infojobs (que, por cierto, me ha conseguido un par de buenos trabajos), y enseguida encontré una oferta que me llamó la atención: buscaban profesor de alemán para formar a los empleados de la empresa de ingeniería Btech, con sede en Martorell. No me entretendré mucho en explicar el proceso de selección, todo fue muy bien y a principios de septiembre, una vez en España, cerramos el acuerdo.

Foto de: http://www.btechc.com/wp-content/uploads/logos/btech-home.png


Tengo tres grupos: uno de avanzados (nivel A2.2) y dos de principiantes, en su mayoría casi absolutos. Los avanzados tienen clase tres horas a la semana (repartidas en hora y media lunes y miércoles), y los principiantes una hora y media a la semana.

- Preparación de las clases

Mi principal preocupación a la hora de preparar las clases fue que, para bien o para mal, cuento con toda la libertad del mundo para organizar el curso a mi manera. Yo he trabajado con grupos en español y de forma particular para alemán, pero no había tenido esta combinación y tampoco nunca he tenido que crear un curso de cero. Y, claro, también me imponía hacerlo en una empresa de ingenieros, donde de todos los alumnos el 90% son chicos.

Para preparar la clase para el grupo de avanzados, ya disponía del libro que tenían el año pasado y que en teoría no habían completado. Pero al intentar contactar con la profesora para ver exactamente dónde se habían quedado, no me respondió. Entonces decidí preparar una clase sin ningún tipo de manual. Primero, elaboré unas preguntas inspiradas en los contenidos del libro que habían tenido, para ver cómo andaban después de las vacaciones. Preparé también unas preguntas para mantener una pequeña conversación con cada uno y ver su nivel oral. Finalmente, seleccioné un texto de nivel A2 sobre el muro de Berlín —ya que el día 3 se celebraba el 25 aniversario de la reunificación— para dar también un poco de contenido cultural a la clase. Así me pareció que la clase cubriría varias competencias. Para ver el texto (que os recomiendo), podéis clicar aquí. Está escrito por Franz Specht, que elabora muchos materiales para la editorial Hueber (mi favorita en alemán como lengua extranjera).

En cambio, para la clase de principiantes había elegido yo misma el manual. De momento no lo han comprado a los alumnos porque hay que ver si van siguiendo la clase de forma regular, y trabajo con fotocopias. En concreto, el manual en cuestión es Menschen A1, de la editorial Hueber también:

Foto propia (calidad móvil...)

Estuve dudando entre este y otro de Hueber, el Alltag, Beruf & Co, más orientado a la empresa. Decidí, sin embargo, que si quería motivar un poco a los alumnos que empezaban, mejor con algo más general y "alegre". Menschen es el manual más nuevo de Hueber (llega hasta el nivel B1) y es bastante ameno. Se puede adquirir de dos formas: o bien como en la foto, donde el libro de teoría y ejercicios van por separado, o bien un libro de teoría y ejercicios juntos, pero entonces sólo por subniveles (A1.1, A1.2...). Yo creo que vale más la pena adquirir dos libros para un solo nivel y continuar todo el curso con el mismo. Además, si no el libro también parece que tenga muy poco contenido...

Para la clase de ayer decidí empezar repartiéndoles un mapa de los territorios germanohablantes. Quiero erradicar desde el principio la idea alemán=Alemania. Cuando yo misma estudiaba alemán, mis profesores y los manuales se centraban mayoritariamente en esa idea. Después, quería explicar yo misma las oraciones más basicas del alemán y a continuación empezar a hacer algunos breves ejercicios del libro para que reforzasen lo explicado. Además, también les fotocopié una página del libro con el alfabeto alemán, las conjugaciones más básicas (ich komme, du kommst, ich heiße, du heißt... para decir y preguntar cómo uno se llama, de dónde se viene).

- Desarrollo de las clases y primeras impresiones

En el nivel avanzado, las preguntas que propuse quizá eran demasiado difíciles después de todo el verano sin estudiar alemán. Repasamos las conjunciones obwohl y trotzdem y también un poco por encima la declinación de adjetivos. Y no dio tiempo a más... había sido demasiado optimista con el tiempo. Las entrevistas orales me fueron muy útiles para determinar el nivel de producción oral de cada alumno (tengo 4 sólo, así que creo que trabajaremos muy bien).

En el nivel de los principiantes, hay más personas, ayer fueron 7 chicos. La clase se ajustó más a lo que tenía previsto, aunque me quedé muy lejos de enseñar todos los contenidos que pretendía. De momento, tienen las estructuras necesarias para desarrollar conversaciones muy básicas (Hallo, wie geht's, woher kommst du...). Y creo que para el primer día eso ya está muy bien.

Mañana vuelvo a tener clase con el grupo de avanzados. Ahora tengo que pensar por dónde sigo con ellos, porque les gustaría repasar el libro del año pasado, pero ¿hasta qué punto?

Como conclusión puedo deciros que, al menos en esta primera clase, enseñar en una empresa no se distingue mucho de mi idea de dar clase a un grupo de adultos en general. Se debe ser más flexible con los alumnos, porque muchos tienen familia y una jornada laboral de 8 horas, a veces están de viaje de empresa... Pero no quieren aprender alemán sólo para hablar con clientes, como había pensado yo. Así que intentaré darles la formación más completa que pueda.

Seguiré hablando de las clases en otras entradas cuando me encuentre con algún recurso, ejercicio o situación interesante. De momento, añado el primer recurso al blog: textos sobre cultura para estudiantes de alemán, tanto si lo sois vosotros como para vuestros estudiantes. Al lado de muchos textos aparece el nivel, en este caso son sobre todo para A2 y B1. Son geniales, los recomiendo un montón.

¡Que tengáis una feliz semana!

Cristina