jueves, 28 de enero de 2016

Algunos 'warmers' y ejercicios - segunda sesión de Prácticas docentes (22/01/16)

¡Hola de nuevo!

Esta vez escribo por "encargo": os voy a contar lo que tuvo lugar en la segunda sesión de la asignatura de Prácticas docentes. Cada semana dos alumnos del máster os contaremos en una entrada lo que hicimos en clase y así llevaremos un diario de la asignatura.

Antes de comenzar, una aclaración: habitualmente las asignaturas de prácticas suelen consistir simplemente en las prácticas en sí mismas y tal vez alguna sesión introductoria o tutoría. En nuestro caso, realizamos unas cuantas sesiones de clase antes del inicio del prácticum (a mitad de marzo, como mínimo, las fechas varían según los centros) sobre aspectos como planificación de clases e ideas para actividades en clase. Por nuestra cuenta estamos trabajando también con el Plan Curricular del Instituto Cervantes (disponible en línea aquí), para tener claros los contenidos que se tratan en cada nivel. 

Sin más, empiezo con la sesión del pasado viernes, 22 de enero.

Nuestras compañeras Sara y Raquel tenían como tarea preparar algunos warmers —actividades de inicio de clase, más introductorias y breves, a ser posible dinámicas para "despertar" al alumno—, lo cual no nos vino mal, porque la clase empieza a las 9:30 :-) Hicimos dos actividades:

1. Nos pusimos en pie y nos colocamos al frente del aula, donde había espacio para movernos, y nos dividimos en dos grupos. El ejercicio consistía en colocarnos en fila, de mayor a menor, siguiendo los criterios que decían Raquel y Sara; por ejemplo, la edad. Cuando ellas decían el criterio, teníamos que hablar entre nosotros para averiguar la edad y colocarnos rápidamente en orden. El grupo que primero acababa, daba una palmada en la mesa, y las dos compañeras comprobaban que fuese correcto el orden. Jugamos tres veces: nos colocamos según edad, según día del mes de nuestro cumpleaños y según nuestro número favorito

2. El segundo juego es uno que ellas llamaron "Tuttifrutti". No sé si es el nombre habitual, yo ya había jugado anteriormente pero no sabía cómo se llamaba. Jugamos también en dos grupos, diferentes a los de la actividad anterior. Cada grupo se colocó en una fila de cara a la pizarra, donde había dos tablas iguales con las siguientes columnas: nombre, ciudad, país, animal y comida/bebida. El juego consistía en que una persona (en este caso, Sara) dijese una letra y entonces un integrante de cada grupo debía correr a la pizarra, escribir una palabra y volver corriendo al final de la fila, pasando el rotulador al compañero. El juego terminaba al completar las cinco palabras de la tabla, sin repetir ninguna de las del otro grupo. Quien completase antes, ganaba. Hicimos esto tres veces, con las letras A, L y R.

La verdad es que lo pasamos muy bien en ambos juegos, todos nos reímos mucho y ciertamente nos despertamos. Creo que son juegos muy útiles para diferentes tipos de grupos y me alegro de tenerlos "registrados" para recuperarlos en un futuro. 

El resto de la clase estuvimos trabajando mayoritariamente sobre los diferentes tipos de objetivos que puede tener una clase o actividad. Vicenta, la profesora, nos puso en grupos y tuvimos que escoger un contexto de clase determinado: en nuestro grupo escogimos una clase de estudiantes de intercambio en España. Todos los contextos eran un A1  y en todos se trabajaba el tema de la comida y los restaurantes y nuestra tarea consistió en acotar dentro de ese tema y decidir qué queríamos enseñar a nuestros estudiantes. Nosotros nos decantamos por enseñarles a desenvolverse en un restaurante, en un contexto de una salida a comer durante una visita de sus padres a España. En base a eso, decidimos qué enseñar según cada objetivo: según el funcional, a pedir comida e información; según el cultural, sobre comida típida, protocolo, horarios y propinas... Otros objetivos eran el léxico, el pragmático, el gramatical, el estratégico y finalmente el comunicativo, que en realidad sería enseñarles a desenvolverse en el restaurante, la tarea final. 

Aparte de eso, en la clase también surgieron aportaciones de diversos autores relacionadas con este tema: Bloom y su taxonomía de objetivos de la educación, Vygotsky y la zona de desarrollo próximo, y Finocchiaro, que afirmaba que como mucho los alumnos deben aprender, como mucho, ocho palabras nuevas en cada clase. Este número tan limitado suscitó polémica en clase; a los lectores de esta entrada, os animo a dejar un comentario con vuestra opinión. ¿Son ocho demasiado pocas o es un número adecuado?

¡Espero que os haya resultado interesante esta información y que os sea útil si la necesitáis alguna vez!

Feliz fin de semana,

Cristina
















2 comentarios: